Skip to content

Los pacientes dan la bienvenida al reinicio del programa de rehabilitación cardiaca en St. Joseph

In English

Apoyo consistente y precauciones aumentadas para la seguridad fueron claves para mantener la confianza de los pacientes en el programa de rehabilitación cardiaca de Penn State Health St. Joseph durante el pandémico del coronavirus.

En los días antes del 24 de marzo, cuando St. Joseph suspendió temporalmente los servicios de rehabilitación cardiaca, el personal ya había empezado ajustar los procedimientos en respuesta al COVID-19 y compartir sus esfuerzos con los pacientes. Esa comunicación continuó durante la suspensión del programa, haciendo más fácil la transición para los pacientes cuando reinició el 11 de mayo después de recibir la luz verde del Departamento de Salud de Pensilvania.

“Nos comunicamos con los pacientes una vez cada semana para estar seguros que estaban caminando, manteniéndose saludable y para hacerles acordar que estuvimos con planes para abrir de nuevo,” explicó Allison Cannon, fisióloga de ejercicio. También compartieron los detalles de las nuevas normas que iban a estar impuestos al reiniciar el programa. “Como resultado, todos nuestros pacientes se ingresaron de nuevo, menos ellos que casi habían terminado el programa antes del COVID. Ninguno tenía una preocupación significante de seguridad.”

Saber que St. Joseph estaba revisando a los participantes para enfermedades, requiriendo máscaras, limpiando el equipo después de cada uso, lavando frecuentemente las manos y limitando los pacientes a uno por cada terapista ayudó a facilitar la transición.

“Antes de cerrar, había más una preocupación. Había un miedo del desconocido,” dijo Cannon. “Mientras pasaba el tiempo y es nuestra realidad, las personas ya se están acostumbrando. Están preocupados, pero no es tan abrumadora como antes.”

Para muchos participantes, reiniciar el programa significó un regreso a la normalidad, según Rhea George, una enfermera de rehabilitación cardiaca.
“Son contentos de estar aquí y aprecian el hecho que estamos funcionando,” George dijo. “Dicen que esto fue una manera de recuperar un poco de normalidad en sus vidas.”

Cuando lo llamaron a Roger Kofroth para comunicar que el programa estaba reiniciando, no vaciló en regresar porque tenía confianza completa en los procedimientos nuevos de seguridad del programa.

“Yo creo que no me lo dirán hacerlo si no fuese seguro,” dice del personal del programa. “Cuando termino con cada equipo, desinfecto las manos para no transferir gérmenes. Todos llevamos máscaras. No conseguimos agua en el dispensador. El personal lo trae para nosotros. Yo creo que todo lo que están haciendo aquí es un buen trabajo.”

Además de los pacientes que regresaron al programa, el número de pacientes nuevos sigue aumentando, reforzando que están funcionando los pasos que tomaron los miembros del personal para reasegurar a los pacientes.

“Nosotros empezamos 11 pacientes nuevos desde el reinicio y tenemos cinco más listos ya para la semana entrante,” dice Cannon. “Obviamente, estos números muestran que las personas están dispuestas a regresar a lo que necesitan hacer para cuidarse y seguir con sus vidas.”

Un hombre se sienta en una bicicleta de brazo con los brazos en los pedales. Una mujer fisióloga del ejercicio mira un monitor mientras lo conecta a un monitor cardíaco. Ambos llevan mascarillas.

Los pacientes en el programa de rehabilitación cardiaca en St. Joseph benefician de la proporción uno-a-uno a que se adhiere durante el pandémico. En la foto, desde la izquierda, son el paciente Roger Kofroth y Rhea George, una enfermera registrada.

 

Si Usted tiene dificultad al ver este contenido, o prefiere tenerlo en otro formato, favor de comunicarse por correo eléctronico a Penn State Health Marketing & Communications.

If you're having trouble accessing this content, or would like it in another format, please email the Penn State College of Medicine web department.